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Todos estamos de acuerdo en que Jesús es nuestro refugio. Salmo 46: 1 “Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.” y no solo estamos de acuerdo también nos gusta y queremos que Dios sea nuestro refugio. Sobre todo cuando no entendemos del verdadero significado de un Refugio. Refugio es un lugar de protección temporal. Es decir nos refugiamos por algún tiempo con el fin de volver a recuperar fuerzas e iniciar nuestra faena. Un ejemplo de esto puede ser: cuando esta lloviendo muy fuerte buscamos un lugar donde podamos proteger mientras baja la intensidad de la lluvia y podamos continuar nuestro camino.
Por lo tanto un lugar de refugio no es un lugar permanente donde vivir, ni mucho menos es un lugar donde huir. 11: 1 “En Jehová he confiado; ¿Cómo decís a mi alma, Que escape al monte cual ave?”
La religión o el templo no pueden convertirse para nosotros en un lugar donde huir o escapar a nuestras responsabilidades o problemas. Nehemías 6: 11 “Entonces dije: ¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y quién, que fuera como yo, entraría al templo para salvarse la vida? No entraré.” para Nehemías el templo era un lugar donde poder estar en la presencia de Dios y no un lugar donde huir de sus enemigos.
Dios es nuestro refugio con la intención de darnos un nuevo aire un nuevo respiro y adiestrarnos para la batalla. Salmo 144: 1 “Bendito sea Jehová, mi roca, Quien adiestra mis manos para la batalla, Y mis dedos para la guerra;”
En el templo está Dios por lo tanto en el templo somos restaurados para llegar a nuestros hogares a seguir luchando por tener una mejor convivencia. 11: 4 “Jehová está en su santo templo; Jehová tiene en el cielo su trono; Sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres.” muchos hombres o mujeres quieren encontrar en la congregación lo que en su casa no hay. Convirtiéndose de esta forma el templo en una especie de amante que aleja cada día más a las personas de su familia y no tienen un proceso de restauración.
Porque y para que Jesús es nuestro refugio.
1. Porque cada día hay más gente mala y debemos estar preparados para no contaminarnos de sus malas costumbres. 12: 1 “Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos;
Porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres.” cada vez los tiempos son más difíciles y solo cuando nos refugiamos en Jesús podemos recibir entrenamiento para conquistar el mundo para cristo.
Porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres.” cada vez los tiempos son más difíciles y solo cuando nos refugiamos en Jesús podemos recibir entrenamiento para conquistar el mundo para cristo.
2. Para que no nos afecte los comentarios negativos de la gente. V 2 “Habla mentira cada uno con su prójimo; Hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón.” muchas personas en el mundo son especialistas en bajarle el ánimo a quienes quieren esforzarse por ser mejores.
3. Para siempre depender de Dios y no creernos los autosuficientes. V 4 “A los que han dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos; Nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor de nosotros?” es Dios quien nos da el poder para hacer las riquezas y todo lo que tenemos. Deuteronomio 8: 18 “Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.”
4. Porque solo la palabra de Dios es capaz de purificarnos. V 6 “Las palabras de Jehová son palabras limpias, Como plata refinada en horno de tierra, Purificada siete veces.” si tu estas con sed y tomas agua de un charco lo más probable es que te enfermes. Pero si tomas agua tratada o purificada esa agua te dará vida. Las palabras del mundo están contaminadas, la palabra de Dios es pura y genera vida y vida en abundancia.
5. Solo Jesucristo nos guardara para no contaminarnos con las cosas de este mundo. V 7 “Tú, Jehová, los guardarás; De esta generación los preservarás para siempre.”
Este mundo cada día está más contaminado, cada vez los tiempos son más difíciles la única forma de mantenernos puros es si nos refugiamos en Jesucristo. Él nos cuida y nos entrena para la batalla.