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miércoles, 31 de diciembre de 2014

Ciudadanos celestiales. Salmos 15-16

Todos los seres humanos por más que digamos que somos muy humildes siempre queremos vivir en los mejores lugares de nuestra ciudad o de nuestro país. Algunos llevados por la resignación al saber que cambiar su estilo de vida sería imposible prefieren expresar frases como: yo como vivo estoy bien o me siento feliz así.
Es verdad que debemos disfrutar las condiciones de vida que podemos tener esto nos lleva a ser felices. Pero esto no quiere decir que debemos ser resignados a lo que tenemos. Más bien significa que debemos disfrutar lo que tenemos mientras luchamos por algo mejor. Filipenses 4: 12 “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad
En el nivel espiritual también nos gustarían las mejores cosas. Cuando nos dicen que ahora somos unos príncipes o unas princesas en el caso de las mujeres nos sentimos gozos sobre todo cuando nos enteramos que ya no somos de este mundo que ahora somos ciudadanos celestiales. Filipenses 3: 20-21 “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
Dios quiere que aprendamos a vivir. Muchas veces nos contentamos con congregarnos en algún templo cristiano y si es el más grande de la ciudad mejor. Pero no aprendemos a vivir bien como es el deseo de Dios.
De que nos sirve saber que somos ciudadanos del reino celestial si aquí en la tierra vivimos como en la peor de las pocilgas y no por el lugar sino por la forma de vida que tenemos.
Características que debe tener un ciudadano celestial
1. Debe preocuparse por saber cómo se vive en la ciudad santa. V 1 “Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo?
2. Debe andar en integridad. V 2 a “El que anda en integridad”  es decir de be ser decente en todo su actuar.
3. Debe ser justo. V 2 b “y hace justicia” debe darle a cada quien lo que le corresponde. Un ciudadano celestial no puede llegar tarde siempre a su trabajo o a sus compromisos.
4. Debe hablar verdad. V 2 c “Y habla verdad en su corazón.” hay muchos que dicen ser ciudadanos celestiales pero todavía les gusta mentir. Con frecuencia les dicen a sus hijos si me llaman dicen que no estoy.
5. Debe tener buena convivencia con los demás. V 3 “El que no calumnia con su lengua, Ni hace mal a su prójimo, Ni admite reproche alguno contra su vecino.” en el barrio, en el colegio, en el trabajo y en cualquier lugar donde se encuentre un ciudadano celestial debe ser ejemplo para los demás. No puede decir que tiene buena relación con Dios pero una pésima relación con los demás.
6. Debe honrar a los que aman a Jehová. V 4 “Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado, Pero honra a los que temen a Jehová. El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia;” la hermandad entre los miembros de la iglesia y los demás hermanos de otras denominaciones deben ser perfecta.
7. No se aprovecha de la necesidad de los demás. V 5 “Quien su dinero no dio a usura, Ni contra el inocente admitió cohecho. El que hace estas cosas, no resbalará jamás
El único que puede hacer de nosotros unos verdaderos ciudadanos celestiales es Jesucristo. 16: 1-2 “Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado. 16:2 Oh alma mía, dijiste a Jehová:
Tú eres mi Señor; No hay para mí bien fuera de ti.
Solo Jesucristo nos enseña a vivir como él quiere. V 11 “Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre.” si un gamín acostumbrado a vivir en la calle por muchos años un día se entera que es hijo de un rey,  No solo debe anhelar vivir en palacio ahora tiene que aprender a vivir en un palacio.
Dios mismo se encarga de guiarnos por el camino correcto que nos lleva a una vida de excelencia. Dios nos aconseja a través de su palabra y de nuestra conciencia. 7 “Bendeciré a Jehová que me aconseja; Aun en las noches me enseña mi conciencia.

Nosotros vivíamos en la inmundicia y ahora que somos hijos del rey de reyes es necesario que aprendamos a comportarnos como unos hijos de rey. Deja que el espíritu santo te transforme y puedas ser un verdadero residente celestial.