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miércoles, 18 de febrero de 2015

Tú no Estás Solo. Salmos 83-84.

No importa cuán bien podamos estar y con cuantas personas podamos compartir hay momentos en los cuales llevados por los problemas o el estrés de cada día nos sentimos como si estuviéramos solos y sobre todo abandonados.
Más que una profecía de lo que le ocurriría a Israel en este salmo podemos ver y hasta sentir los momentos de abandono en los que se sentía asaf.
Hay un adagio que dice: muriéndose de sed en medio del mar. Rodeados de tanta agua pero no se la puede consumir.
Hay personas que están rodeadas de gente en la casa, en el trabajo o en el colegio. Pero igual se sienten que están solas. 83: 1 “Oh Dios, no guardes silencio; No calles, oh Dios, ni te estés quieto.
Cuando estamos deprimidos y agobiados por las circunstancias que vivimos por lo general cometemos dos errores.
1. Solo vemos lo malo y eso es lo que constantemente estamos expresando. V 2-4 “Porque he aquí que rugen tus enemigos, Y los que te aborrecen alzan cabeza. 83:3 Contra tu pueblo han consultado astuta y secretamente, Y han entrado en consejo contra tus protegidos. 83:4 Han dicho: Venid, y destruyámoslos para que no sean nación, Y no haya más memoria del nombre de Israel.
2. Le decimos a Dios y a los demás que es lo que tienen que hacer. V 9,13 “” decirle a Dios que es lo que tiene que hacer es tan ilógico como si un enfermo le dijera a su médico cirujano como quiere que lo  opere.
David vivía otra realidad. A pesar de sus innumerables problemas David consideraba que lo único que lo podía fortalecer era estar en su casa espiritual. 84: 1-2 ¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos! 84:2 Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová;
Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.
Que hacer para no sentirse solo.
1. Hacer de nuestra casa (el Templo o nuestra casa de habitación) un refugio de paz. Esto solo lo conseguimos estando cerca de Jesucristo. V 3 “Aun el gorrión halla casa, Y la golondrina nido para sí, donde ponga sus polluelos, Cerca de tus altares, oh Jehová de los ejércitos,  Rey mío, y Dios mío.
2. Disfrutar de la Casa de Dios y de nuestra casa familiar. Solo cuando disfrutamos de lo que tenemos podemos experimentar verdaderamente momentos de felicidad. V 4 “Bienaventurados los que habitan en tu casa; Perpetuamente te alabarán. Selah
3. Depositar nuestra confianza en Dios. V 5 “Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas,
En cuyo corazón están tus caminos.
” solo Jesucristo puede darnos nuevas fuerzas y levantar nuestro ánimo.
4. Pedir la Protección de Dios. V 8-9 “Jehová Dios de los ejércitos, oye mi oración; Escucha, oh Dios de Jacob. Selah 84:9 Mira, oh Dios, escudo nuestro, Y pon los ojos en el rostro de tu ungido.” entendiendo que los seres humanos no fuimos hechos para estar solos. Debe estar con nosotros primero Dios, después nuestra familia y también todos con los que tenemos que tratar de manera diaria.
5. Anhelar estar en la casa de Dios y en nuestra casa familiar. V 10 “Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, Que habitar en las moradas de maldad.” hay personas que se acostumbran a no estar en su casa ni en la de Dios. Hebreos 10: 25 “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.” el Rey David amaba el estar en el templo y por eso podía disfrutar de la presencia de Dios. Salmo 27: 4 “Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.
El sentirte solo o acompañado es un estado de ánimo que tu decides si lo quieres vivir o no. Solo Jesucristo puede llenar tanto nuestro corazón que aun en medio de las peores dificultades podremos experimentar gozo y verdadera felicidad.